Después que un sismo de 8.8 grados en la escala de richter por casi un minuto de duración, sacudiera terriblemente la madrugada del sábado 27 de febrero 2010 al territorio de Chile, al día hoy los chilenos continúan sobreviviendo con su víacrucis con más de 400 personas fallecidas, medio millón de viviendas destruidas y perdidas superiores a los 30 millones de dólares.
A esto se le suma el desabastecimiento de agua, escases de víveres de primera necesidad (agua, leche, pan, medicinas, pañales y otros), falta de energía eléctrica, la sensación de inseguridad que se agiganta cada vez más, la falta de dinero y el retiro del mismo de cajeros automáticos más otros tantos problemas sociales a consecuencia de fenómenos naturales de este tipo.
Si bien es cierto, se dice que la fuerza pública, militar o las autoridades han hecho presencia en las calles y avenidas con más de 400 personas desplegadas para estos menesteres (carabineros, de la marina, entre otros); quienes se encargan de velar por el mantenimiento del orden en diferentes puntos del país. En ese sentido y para esparcir a los que procuran saquear víveres de los supermercados, tiendas de ropa, electrodomésticos, farmacias y casas deshabitadas, las bombas lacrimógenas están a la orden del día así como los arrestos a los hechores y otros que a la bulla procuran asirse de algo para subsistir.
Mientras tanto, se informa que los comerciantes junto a voceros del gobierno están coordinando fuerzas para abastecer a la población entera que en estos momentos se encuentran en refugios provisionales y en zonas donde el peligro no es latente.
Por cortesía de CNN, se dice que los movimientos de rescate trabajan contra reloj; se reportan grandes daños materiales de infraestructura vial, en edificios, parques; algunos aseguran que muchos pueblos literalmente desaparecieron de la faz de la tierra; el trabajo ha cesado en diferentes dependencias estatales; el pánico se acrecenta entre la población; el aeropuerto de Santiago opera con restricciones y se estima que a este día hay más de 2 millones de damnificados.
Razón por la cual el Presidente de Honduras Porfirio lobo Sosa, ofreció a criterio propio y a nombre de los catrachos, su solidaridad con el pueblo chileno y con su homóloga Michelle Bachelet, para hacer llegar desde acá cuanta ayuda sea prioritaria para mitigar algunas necesidades.
Demos gracias al Señor Todopoderoso que ha visto con buenos ojos a Honduras y nos ha guardado de sufrir eventos de este tipo; es justo y humanitario unirnos pues en oración para que vea con buenos ojos a los chilenos y les ayude a salir adelante de los embates que este terremoto y sus réplicas han causado en la nación entera.